Sin embargo, ha optado por un aparto capaz de ser montado en un rack con factor 1U (una pulgada de grosor), por lo que sólo dispone de ocho puertos 10/100 y dos gigabits.
Nada más encenderlo nos encontramos con un problema. Este aparato no actúa como un switch convencional y es necesario proporcionarle una dirección IP a cada uno de los puertos para que pueda enrutar el tráfico. Además de no suponer ventaja alguna a la larga, complica más la configuración. En general esto se repite en el resto del producto, ya que no parece haber ninguna forma sencilla de realizar cualquier operación.
Para comenzar debemos conectar los equipos a los puertos, tanto los servidores como clientes. A continuación, utilizamos una consola básica para utilizar el programa de gestión. La administración se efectúa a través de una aplicación Java pero, al igual que ocurre con otras herramientas basadas en este mismo lenguaje, no es siempre estable corriendo bajo Windows. De hecho, fue necesario eliminar la máquina virtual un par de veces debido a un sendos cuelgues durante la configuración.
Asumiendo que el programa se mantiene vivo el tiempo suficiente, la configuración puede efectuarse de dos formas manual o utilizando un asistente rápido. El asistente cargará con gran parte del esfuerzo, sin embargo una vez creada la primera granja tendremos que utilizar el método manual. Llegado a este punto, lo primero que tenemos que hacer es crear una granja de servidores, junto con su dirección IP virtual. En el mundo real utilizaríamos esta dirección en los registros de DNS para acceder a nuestro entorno balanceado.
A continuación debemos especificar los parámetros que regulan cómo trabaja una granja de servidores. Prioritario resulta el algoritmo a utilizar. Aunque RadWare utiliza una nomenclatura diferente al resto de fabricantes, éste dispone de la gran mayoría de opciones, además de las clásicas como el servidor con menos tráfico o con menos usuarios. Otros parámetros de la graja incluyen la selección del nivel de redundancia -peticiones que pueden pasarse a un dispositivo de respaldo- y la capacidad con la que tratará el equipo.
Una vez hemos establecido estas opciones, tendremos que añadir los servidores para lo que utilizaremos una aplicación similar a una hoja de cálculo que simplemente lista todos los servidores. El problema de este método es que sólo permite añadir un servidor cada vez, con la consiguiente pérdida de tiempo. Además la versión del dispositivo que probamos tan sólo era capaz de balancear un site y, aunque existen versiones que soportan la gestión de muchos sites éstas son más caras.
Una vez que está todo preparado, el Web Server Director efectúa una prueba de la salud de cada uno de los servidores para asegurarse que éstos pueden seguir aceptando peticiones. El nivel más simple tan sólo se ocupará de enviar algunos pings, sin embargo el aparato puede ser programado para consultar una página determinada.
Desafortunadamente, cuando ejecutamos las pruebas nos encontramos con que el rendimiento era claramente superado por sus competidores. Si tenemos en cuenta que se configuró como el resto de aparatos, encontramos difícil una explicación. Junto con estos pobres resultados comprobamos lo complicado de la instalación, algo especialmente subrayado por la asignación de direcciones IP a cada uno de los puertos.
En resumen, el balanceo de carga es un elemento importante a tener en cuenta para incrementar la estabilidad del sistema, enriquecer la experiencia navegadora de los visitantes y sentar las bases de una futura escalabilidad de los recursos, agrupando varios servidores en una única franja para cubrir las necesidades de cualquier grupo de usuarios.