La familia, no slo es la unidad esencial en la que se sustenta la sociedad y por extensin la civilizacin occidental, segn dicen muchos; tambin puede ser el refugio del guerrero y un remanso de paz, o una fuente inacabable de problemas que estallan en los momentos ms inoportunos.
Porque, vamos a ver; supongamos que uno es directivo del ms alto nivel de una de las primeras empresas de este pas, con fama de serio, sobrio, probo trabajador y gestor eficaz, cuya misin desde su llegada a la firma ha consistido en apagar los incendios causados por su predecesor y capear el temporal de la recesin del mercado de la mejor forma posible.
Y cuando uno empieza a tomar las riendas, hacerse con el negocio y constatar por la evolucin de las acciones de su sociedad que tan mal no lo debe estar haciendo, va, llega un sobrino, con todo el aspecto de ser bastante entendido en bolsa y te lo fastidia todo, poniendo en entredicho todas esas virtudes que te adornan.
Pues eso precisamente es lo que le ha pasado a Csar Alierta, presidente de Telefnica, al que los idus de marzo le han llegado con adelanto en enero, tanto por el tercio familiar, como por la parte de ultramar porque, aunque seguro que razones no le faltan, hay que ver que aficin le han cogido, perdn, agarrado, los argentinos a romper las cabinas de Telefnica! tanto que podran ser campeones del mundo si fuera disciplina olmpica.
Es que a uno, cuando las cosas dicen de torcrsele, se le tuercen pero bien. No slo te sale a la palestra un sobrino disclo para alegrarte la vida, sino que tambin se te cae una de las piedras de toque del negocio latinoamericano, ah es nada.
