A estas alturas de la pelcula no nos coge por sorpresa que algn destripaterrones con nfulas de prima donna, sin mayor merecimiento que ser el/la ex de algn otro ilustre famosillo, exija un camerino de 300 metros cuadrados, orientado hacia la desgraciada skyline de NY, forrado de lentejuelas doradas y alfombrado de claveles, como la Gran Va, para deleitarnos con un chorrito de voz, pequeo, pero generalmente desagradable y, casi siempre desafinado, con el que pueda justificar su permanente presencia en los espacios de prime time y esa aceptacin y adoracin social rayando en la bobera.
Y este es slo uno de los muchos ejemplos de la razn de la sin razn con los cuales me podra eternizar y que no s ustedes, pero yo personalmente nunca he podido entender…hasta ahora, porque desde que los presentadores de las televisiones de uno a otro extremo del Orbe se han empeado en anunciarnos la buena nueva de que por esas carambolas del destino Mercurio, Venus, Jpiter, Marte y Saturno se han alineado perfectamente en el cielo -lo que slo ocurren una vez cada cien aos y de la que somos testigos excepcionales en un marco incomparable- empiezo a comprender quines son los responsables de que este sector no levante cabeza. Y es que los astros no slo son caprichosos, sino tambin muy suyos que dira Rappel.
