OPINIÓN

Cuestión de confianza



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WORLDCOM TENDRÁ QUE ENFRENTARSE NO SÓLO AL JUICIO DE SUS INVERSORES sino también al de la Administración norteamericana que le ha planteado un contencioso ante los tribunales.

Artículo publicado el 18 jul 2002



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No se trata nicamente de que este escndalo pueda colocar al borde del abismo a la operadora estadounidense, poniendo en entredicho su viabilidad futura, sino que en un contexto de mercado tan globalizado como en el que nos movemos, y mucho ms en este sector en el que los lmites y las barreras estn cada vez ms desdibujadas, se ha atacado directamente al corazn del sistema, a los accionistas y a la credibilidad que les debe merecer las compaas en las que invierten y las firmas que con su trabajo de auditora deben garantizar un adecuado y corrector control del destino de los recursos que ponen a su disposicin.

Si como se ha sugerido en muchas ocasiones la crisis que est azotando a las telecos de todo el mundo tiene una vertiente econmica muy real y palpable, pero tambin una componente de prdida de confianza nada desdeable, el escndalo protagonizado por WorldCom aade un plus sospecha e incertidumbre que en nada va a contribuir a acelerar la trimestralmente retrasada recuperacin porque, cuando la bolsa de Wall Street estornuda, los mercados de valores europeos se constipan.

Ahora se trata de atajar sin que tiemble el pulso ni contemplaciones esta situacin, adoptando todas aquellas medidas dirigidas a hacer posible sanear un sistema que si hasta ahora pareca funcionar, escndalos como ste demuestran su fragilidad y poca eficacia, y poner las bases para evitar que escndalos como este puedan volver a repetirse.

En los ltimos das del pasado mes de junio saltaba a las primeras pginas de los medios de comunicacin de todo el mundo el que seguramente, a da de hoy, resulta el ltimo gran escndalo relacionado con el sector de las telecomunicaciones y cuyas repercusiones van mucho ms all de las meramente financieras, sin despreciar ni minimizar en absoluto el impacto que en este aspecto pueda tener.

Aunque a nadie pudiera tomarle por sorpresa la que ha sido casi crnica de una crisis anunciada, WorldCom protagonizaba la desgraciada noticia de presentar graves irregularidades contables, valoradas en casi cuatro mil millones de euros, que de un plumazo colocaban a la segunda operadora de telecomunicaciones estadounidense en el disparadero y con escasas posibilidades de sobrevivir a unas maniobras de ingeniera financiera capaces de convertir los gastos en inversiones y, en consecuencia, contabilizar como beneficios lo que eran prdidas, dicho sea de paso tan cuantiosas que difcilmente la compaa podr superarlas, mucho ms cuando la Administracin norteamericana ha tomado cartas en el asunto y ha planteado un contencioso ante los tribunales.

Evidentemente, la importancia del caso va ms all del mero titular de la noticia. No se trata nicamente de la maniobra econmica de unos directivos, o incluso del conjunto de su equipo gestor, que tira por la calle del medio y decide maquillar o falsear unas cuentas que, en absoluto, eran tan presentables como aparecan en los documentos presentados ante los accionistas.

Y es que en esta historia llueve sobre mojado y se reproduce con precisin casi milimtrica el escndalo de la elctrica Enrom, que sorprendi a la sociedad y al sistema financiero estadounidense, lo que prcticamente significa decir a la comunidad internacional. No parece casualidad que en ambos casos la firma auditora fuera la misma.

Lo peor del caso es que en la situacin de crisis por la que atraviesa desde hace casi dos aos el sector de las telecomunicaciones en todo el mundo, acontecimientos como el protagonizado por WorldCom no hacen ms que agravarla y retrasar todava ms en el tiempo la recuperacin que todos esperamos y no sabemos muy bien cuando empezar a dar seales de vida.

Con un sistema financiero escaldado tras haber respaldado la aventura del UMTS y la frentica carrera de adquisicin de empresas emprendida por algunas operadoras para ganar volumen sin reparar en gastos, entrando en un proceso sin ninguna lgica empresarial que a nadie le pareca importar, ni mucho menos estar interesado en controlar; la situacin de WorldCom arroja un jarro de agua fra sobre el sector y el mercado de valores internacional.

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