Comunicarse con los hijos que viven en Lima o fuera de Perú, conocer nietos mediante videoconferencia, coordinarse con un hospital para evacuar pacientes, contactar con proveedores para negociar el precio de la cosecha agrícola o para no quedarse sin productos o alimentos, hacer transacciones bancarias o, simplemente, jugar, compartir y tener experiencias nuevas y enriquecedoras a través de Internet, desde un teléfono móvil y desde el lugar donde se vive eran acciones impensables hasta hace poco tiempo por parte de los habitantes de las poblaciones rurales más remotas del Departamento de Loreto, en Perú, donde no llegaban las grandes operadoras de telecomunicaciones. Así surgió el proyecto europeo TUCAN3G, que, en colaboración con la Universidad Politécnica de Cataluña han hecho posible llevar la telefonía 3G a dichas poblaciones.
Como confirma Martín André Fierro, médico en servicio rural: “la comunicación que hemos tenido nos ha ayudado a coordinarnos para el tratamiento de pacientes. Incluso hemos llevado a evacuarlos de manera fluvial y aérea a los hospitales”. Para el profesor de escuela Augusto Tito Tapunilla, la tecnología TUCAN3G es más importante para contactar con los proveedores de los diferentes productos: “Sólo hace falta enviar un mensaje o un whatsapp y ya nos están enviando el producto; así ya no nos quedamos desabastecidos”.
Los resultados del proyecto han superado con creces los objetivos iniciales: en lugar de una plataforma piloto para conectar cuatro de las 20 poblaciones existentes en un área de 400 kilómetros, se han instalado dos plataformas que proveen telefonía 3G a seis poblaciones de la ribera del Napo y de la zona de Balsapuerto: Tachsa Curaray, Tuta Pischo, Negro Urco, Libertad, Varadero y San Juan.
Con un millón y medio de euros del séptimo Programa Marco de la Unión Europea y del Fondo de Inversión en Telecomunicaciones del estado peruano (FITEL), la iniciativa ha contado con la participación de empresas e instituciones españolas, europeas, colombianas y peruanas, entre las cuales figuran también compañías de telefonía y de telecomunicaciones internacionales y de la región.
El reto del proyecto ha sido, por un lado, dar servicios de voz y datos 3G en puntos lejanos, poco accesibles y en un entorno de pocos recursos económicos mediante unos dispositivos de bajo coste, conocidos como femtoceldas, que funcionan como miniestaciones de base de pocos canales y de baja potencia. Estos dispositivos, de un tamaño similar a la de los routers wifi, son muy útiles para entornos rurales, donde la señal no se encuentra con los mismos obstáculos que en entornos urbanos. Además, como consumen muy poco y tienen capacidades autoorganizativas, no requieren personal técnico para hacerlos operativos.
En cada una de las seis poblaciones se han instalado dos femtoceldas 3G que se conectan a una red que opera con Wi-Fi 802.11n a larga distancia, basada en la que ya utiliza la Fundación Enlace Hispano Americano de Salud (EHAS), uno de los socios del proyecto, en la atención de la salud y en aplicaciones de telemedicina a la región. De esta manera, se han aprovechado las torres que utiliza el EHAS, de unos 90 metros de altura cada una y separadas entre sí a una distancia de entre 30 y 70 km, para conectar las femtoceldas 3G de las poblaciones a través de múltiples saltos hasta la red troncal del operador de telefonía mócil 3G desde la población de Libertad a Lima. En el caso de la cuenca del Napo, la conexión se hace a través de un satélite que concentra, de manera eficiente, el tráfico de las señales procedentes de varias poblaciones de la cuenca.
La experiencia del proyecto TUCAN3G, tanto desde el punto de vista de la rentabilidad económica como de la tecnología implementada, se pueden exportar en un futuro a otros entornos rurales y a zonas aisladas de todo el mundo. De momento, la Corporación Andina de Fomento invertirá un millón de dólares para hacer que la infraestructura TUCAN3G se desplegué en 15 poblaciones más de la zona de Loreto.