Cuando el desastre acecha

Publicado el 05 May 2008

A lo largo de los últimos años, numerosos estudios han puesto de manifiesto que la pérdida total o parcial de los sistemas de información o de telecomunicaciones es una de las peores dificultades que pueden afectar al funcionamiento de un negocio. Una investigación de la London Business School reveló que el 57% de los ‘desastres’ que sufren las empresas está relacionado con las T.I.C. Ante el alcance que los fallos de esta índole puede tener para la actividad de cualquier compañía, los gerentes de las mismas deben enfrentarse a los hechos: más que delegar el desarrollo de los planes de continuidad en el departamento de T.I., es necesario que asuman su dirección, liderando las estrategias de control de riesgos de la empresa.

Los cambios en la legislación vigente confirman, además, que la seguridad de los datos empresariales ya no es algo que, simplemente se dé por hecho, sino que debe cumplir con los estrictos criterios y medidas de reporte establecidos, cuyo objetivo es salvaguardar esa información adecuadamente. Los ataques terroristas y los cortes de suministro eléctrico que, a menudo, sufren las capitales europeas han tenido un papel destacado en este sentido, elevando el compromiso por la continuidad del negocio y los planes de contingencia hasta el Comité de Dirección de las empresas.
Por todo ello, proporcionar a las compañías un completo e ininterrumpido acceso a sus datos es absolutamente vital. Con el paso del tiempo, éstas se han dado cuenta de que para ser capaces de operar con éxito en un mercado cada vez más globalizado necesitan un único almacén de información que evite errores en sus sistemas. De acuerdo con la Ley Sabarnes Oxley, por ejemplo, las entidades deben desarrollar una ‘arquitectura’ que les permita disponer de una copia de seguridad de todos sus datos, ya que, de otra forma, serían incapaces de recuperarlos a tiempo en caso de una eventualidad. A la luz de ello, nunca como ahora ha sido tan importante que los datos estén almacenados en un entorno fiable y puedan recuperarse de manera rápida y fácil.
En esta época regulatoria, utilizar un almacén central para el grueso de los datos críticos es la estrategia más empleada por bancos, instituciones financieras y empresas de todo tipo; una solución que proporciona una respuesta satisfactoria tanto a las demandas normativas como a las operativas.
Una estrategia sólida de continuidad de negocio y recuperación ante desastres debería implicar la duplicación de la información más crítica en otro emplazamiento remoto, desde el que sea posible recuperarla al instante cuando sea necesario. Una opción muy generalizada es replicar los sistemas TIC en espejo en diferentes localizaciones, normalmente en centros de datos independientes y de diferentes operadores. De esta forma, si cualquier eventualidad afecta a la sede central, la empresa será capaz de retomar su funcionamiento normal desde cualquier otro lugar del país o, incluso, si fuera preciso, más allá de sus fronteras.
La reciente ola de cortes eléctricos ha subrayado aún más la necesidad de fortalecer los planes de contingencia. Los centros de datos más avanzados de Europa deben ser capaces no sólo de garantizar un entorno seguro, con sistemas redundantes de alimentación eléctrica, climatización, soporte técnico in-situ y vigilancia de equipos, sino también de ofrecer servicios de continuidad de negocio, incluyendo soluciones completas y rentables on-line de almacenamiento y copias de seguridad.
Hasta ahora y, debido a la percepción existente sobre el coste y la complejidad de estas soluciones, su implementación se ha visto muy limitada, especialmente en las empresas más pequeñas. Como consecuencia de ello, pocos negocios han sido capaces de asegurar la continuidad de sus operaciones y la recuperación de datos en caso de producirse un siniestro. Para los directivos que han preferido la estrategia de “cruzar los dedos” ante esa posibilidad, ha llegado el momento de pasar a la acción y reforzar la defensa de sus compañías contra potenciales desastres relacionados con las T.I.C.
En el caso de las firmas de menor tamaño, sus limitados recursos y, en ocasiones, la falta de experiencia en el manejo de las TIC, las hacen más vulnerables ante un fallo de los sistemas, que puede afectarlas desproporcionadamente, dañando su capacidad para mantenerse operativas cuando a su alrededor todo se desmorona.
Mientras que el coste de los planes de continuidad de negocio es percibido con frecuencia como prohibitivamente alto, los centros de datos especializados pueden alojar y gestionar los equipos y sistemas TIC de las empresas, independientemente del tamaño y la capacidad requeridos, con un coste mucho menor que el necesario para poner en marcha unas infraestructuras propias bajo idénticas premisas. Además, estas soluciones de outsourcing tecnológico profesional incluyen alternativas para la realización de copias de seguridad evitando a la empresa usuaria otra tarea tediosa.
La combinación de todos estos factores (unos presupuestos cada vez menores para T.I.C., una creciente cantidad de datos online y una legislación más rígida) acentúa la presión sobre los responsables de las empresas para implementar soluciones de almacenamiento de datos y de continuidad de negocio, que sean suficientemente flexibles para hacer frente a necesidades y riesgos futuros.
Las buenas noticias para los ejecutivos más reacios en este sentido vienen de la mano del outsourcing, que palia la sustancial inversión que estas soluciones conllevan en adquisición de tecnología, puesta en marcha, formación del personal, mantenimiento y gestión. El modelo de los centros de datos profesionales permite, de esta forma, más control sobre el coste y el uso, sin sacrificar las prestaciones.

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Redacción RedesTelecom

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