Supervisión, control y puesta en marcha de una instalación

Publicado el 30 Jun 2010

Garcerán Rojas, Director de PQC, Acredited Tier Designer, IEEE Member

Aunque a nivel internacional el encargo a un tercero de las tareas de supervisión, control y puesta en marcha de una instalación (commissioning) sea una realidad bastante común ya desde hace unos cuantos años, en España es una actividad relativamente incipiente.

En el origen de este tipo de servicio se encuentra la necesidad, por parte de la propiedad, de obtener una validación de la instalación a recepcionar y que tal validación esté a cargo de una entidad completamente independiente del proceso de diseño, suministro y construcción de la misma, es decir, sin ningún tipo de interés directo o indirecto sobre las condiciones técnico económicas relativas a la terminación de la obra.
Estas labores han tenido tanta mayor implantación cuanto mayor el nivel y complejidad de la obra a supervisar y, como no puede ser de otra forma, tratándose de una evolución de beneficios constatados para los procesos de diseño y construcción, su aplicación será generalizada en los próximos años.

El caso concreto de los CPDs
Si entre los tipos de instalación que se construyen actualmente tuviésemos que elegir un ejemplo de alto nivel y complejidad, así como de relación directa con el negocio, la decisión estaría muy clara. Los centros de proceso de datos (en adelante CPDs). El continuo paso de todos los soportes y herramientas principales de la economía actual al formato digital pone al mundo de las tecnologías de la información ante una situación de evolución irrefrenable donde el crecimiento es patente y la marcha atrás imposible. Es más, es un hecho comentado que ante una eventual guerra que pudiese afectar al denominado primer mundo, los objetivos ya no serían puramente militares sino claramente “informáticos”.
Cada diseño y construcción de un CPD supone, por tanto, un importante reto, tanto desde el punto de vista de la disponibilidad, como del de la seguridad y, por supuesto de la economía.
Esa es la razón primera y fundamental para afirmar que si en algún sector tiene sentido plantear tareas de commissioning, éste es el de los CPDs. Nos encontramos, en definitiva, ante un mundo altamente sofisticado donde, además, aun requiriéndose una gran especialización, no siempre los trabajos son confiados a auténticos especialistas (por encima de un 40 por ciento de los proyectos de CPDs de mayor relevancia son aún confiados a ingenierías cuya relación con el mundo de los CPDS es escasa o, incluso, nula).
Las tareas de supervisión y control, cuando no directamente de reorientación, se hacen, también por ello, indispensables.

Opciones existentes y recomendadas
Al igual que cuando se llevan a cabo las funciones propias del commisssionig en una instalación general, a la hora de acometer las tareas de supervisión y control en la construcción y puesta en marcha de un CPD, cinco son las fases en las que, habitualmente, se desarrolla el trabajo.
Fase uno: verificación inicial y en origen de los componentes principales del sistema
Fase dos: verificación de los componentes en su llegada a la obra
Fase tres: verificación de la construcción de los sistemas y subsistemas
Fase cuatro: verificación de funcionamiento y puesta en marcha de los sistemas individuales
Fase cinco: Ensayos de combinación o verificación de funcionamiento de sistemas integrados (IST)
Las fases 1 a 4 representan un tipo de actividad propia de un commissioning al uso, mientras que la 5 es, quizá, el nivel claramente diferenciador cuando se trata de un CPD.
Por ello, cuando se requiere la presencia del especialista, su participación ha de ser, como mínimo, en la fase 5, aunque es costumbre extender aquélla a las fases anteriores, aunque sea como control muestral del proceso seguido por las partes implicadas en el proyecto (diseñador y contratista). En la fase 5, se le suele involucrar en la definición de las pruebas y ensayos IST a llevar a cabo.
Además, una vez que la propiedad ha decidido contar con esta participación, es muy habitual que la misma comience en lo que podríamos denominar como fase 0 o revisión de diseño para terminar con una fase final de acompañamiento, posterior a la 5, y solapada con los primeros tiempos de funcionamiento normal de la instalación.
Si el especialista es llamado justo antes de que se aproximen las fechas previstas para los ensayos, su revisión del diseño tendrá el punto de vista necesario para la prescripción de las pruebas. Sin embargo, si el trabajo comienza durante el tiempo de licitación de la obra, aun se está a tiempo de enmendar las desviaciones que sobre las prescripciones de partida, se vienen observando en los proyectos al uso (ninguno de los últimos 5 proyectos examinados por PQC cumplía completamente los requerimientos de nivel de exigencia planteados por el pliego de prescripciones técnicas).
Por último, comienza a ser común que la propiedad, una vez completados los ensayos de combinación y corregidas las anomalías observadas, reclame de su consultor la permanencia en la instalación hasta transcurrido un periodo de normal funcionamiento (típicamente 6 meses), con el objeto de que el equipo de mantenimiento que va a quedar encargado de la instalación quede suficientemente preparado.
A pesar de todo lo anterior, y como se ha mencionado al inicio, esta actividad es aún incipiente en España. De los últimos 10 proyectos de CPD de una cierta relevancia:

5 no contemplan la realización de un commissioning externo
2, ya en fase de licitación, están en duda
1 lo ha realizado, pero sólo a partir de los ensayos de combinación
2 lo han requerido desde el inicio

De entre los grandes, de momento el único que ha apostado firmemente por las tareas de commissioning es Telefónica, quien, además, lo extiende desde la propia fase de diseño. El camino emprendido por esta compañía, al igual que ha sucedido a nivel internacional entre quienes, bastante más adelantados que nosotros, ya han pasado por esa fase, tendrá que ser seguido por las demás en un plazo corto.

Beneficios y resultados habituales
1-
Con la realización de las tareas de supervisión y control sobre el diseño y construcción de un CPD, al menos sobre aquellas partes definidas anteriormente como fundamentales, el consultor especializado va a asegurar Que el diseño se adapta a las necesidades reales de explotación del centro, es decir, que ni se quede corto en prestaciones ni tan largo que la inversión resulte excesiva e injustificada
2- Que el proyecto cumple las expectativas marcadas por la prescripción inicial
3- Que la construcción se adecúa al proyecto. Todos y cada uno de los elementos que lo componen deben corresponder con las especificaciones exigidas
4- Que ambos, diseño y construcción, siguen hasta los más pequeños detalles la topología de diseño seleccionada (en demasiadas ocasiones, pequeños detalles rebajan la calificación de un CPD, muchas de ellas descubiertas tras manifestarse anomalías en el sistema)
5- Que la calidad de la construcción se encuentra en los niveles requeridos, correspondientes a una instalación de máxima exigencia
6- Que, en caso de ser detectadas desviaciones respecto de los niveles prescritos, éstas pueden ser solucionadas con la menor afección al desarrollo de la construcción.
7- Que la eficiencia de los componentes y los conjuntos que forman es, como mínimo, la prevista en los planteamientos iniciales
8- Que se llevan a cabo las pruebas y ensayos de equipos y sistemas a nivel individual y que su resultado es satisfactorio
9- Que los IST abarcan todas las modalidades de funcionamiento y que la realización de los mismos, somete al CPD a un completo análisis en cuanto a su comportamiento en cada una de las condiciones planteadas (sin exclusión alguna)
10- Que la documentación entregada a la propiedad es completa y correcta y que el personal que queda al cargo de la instalación dispone de acceso a la misma, así como que recibe las correspondientes jornadas de formación.
La experiencia más reciente de PQC en labores similares a las descritas realizadas para proyectos de CPDs, presenta unos resultados que muestran una situación bastante común. Así:

– Ninguno de los proyectos en cuestión respondía completamente a los requerimientos de partida
– Cuando la detección de esas desviaciones se produce antes de comenzar las labores de construcción, aunque a veces complicada, la corrección es siempre posible
– Cuando la desviación se detecta en una fase ya avanzada (por ejemplo durante los ensayos de combinación) la reacción es siempre difícil y, a veces, imposible.
– En los ensayos IST se percibe la carencia de realización de las fases anteriores de control, detectándose habitualmente un funcionamiento anómalo de componentes individuales. Por ello, en un 72 por ciento de las veces la realización de los ensayos IST, en tanto se ponen a punto esas piezas básicas del sistema, se extiende bastante más allá de las fechas previstas inicialmente para su ejecución.

Conclusiones
A la vista de las consideraciones anteriores, se pueden extraer algunas conclusiones bastante claras
1. Aunque sólo sea por lo que se puede apreciar en los hábitos de quienes están en la vanguardia internacional en el campo de los CPDs, las tareas de supervisión y control externo (una cierta forma del commisssioning tradicional), es una labor muy necesaria.
2. Si no se tienen en cuenta, el tiempo siempre se encarga de demostrar lo erróneo de esa decisión.
3. Aquellos que ya tienen experiencia en el desarrollo de esas labores, no dudan en su incorporación para los nuevos proyectos.

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Redacción RedesTelecom

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