El sector de la Sanidad afronta, a escala mundial, una profunda transformación de su actual modelo. Más allá de problemas como la explosión del gasto sanitario o el envejecimiento de la población, debe plantearse la necesidad de incorporar una serie de nuevos paradigmas tecnológicos, cuya adopción influirá positivamente en el desarrollo de la Sanidad, sea pública o privada.
Elementos como la movilidad, las redes sociales, la inteligencia artificial, y la transformación digital de los procesos están llamados a redefinir radicalmente la necesaria relación entre sistema sanitario y paciente, garantizando siempre la privacidad y el acceso.
La adopción de estas tecnologías por las entidades y empresas que conforman el sector sanitario traerá consigo la optimización de la experiencia del paciente en la globalidad de su periplo sanitario. Gracias al uso de las tecnologías, integradas con aplicaciones sanitarias, se logrará garantizar el acceso seguro a sus datos (imágenes) por parte del personal hospitalario; se habilitarán múltiples canales de comunicación (voz, chat, vídeo) y se multiplicará el uso de dispositivos móviles, abriendo la puerta a la generalización de la telemedicina.
La tecnología permitirá, por ejemplo, universalizar el desarrollo de una atención ambulatoria antes y después de las operaciones, o el seguimiento remoto de pacientes con enfermedades crónicas, despliegues ya probados con éxito en algunos países pioneros en cuanto a transformación tecnológica.
Redes que conectan pacientes con la salud
Las redes a implantar en los hospitales para optimizar el servicio prestado a los pacientes deben, ante todo, permitir conectar pacientes, personal sanitario, personal de gestión y familiares, y conseguir un mejor rendimiento de las aplicaciones sanitarias con la mayor seguridad.
Por parte del hospital, los requisitos son la autorización de despliegues rápidos de nuevos dispositivos (clínicos, edificios, seguridad) y servicios (acceso de pacientes o familiares, BYOD, localización), y la minimización del esfuerzo de despliegue, aumentando la disponibilidad y seguridad. Además se demanda una reducida inversión en aprendizaje de operaciones y control.
Es fundamental acometer las tareas precisas para gestionar adecuadamente las interacciones entre los diferentes departamentos de la red que se superponen y que incluyen equipos médicos, datos clínicos, datos generales, y voz y audio. Por ello, todas esas redes deben estar conectadas a una única infraestructura TI. De este modo, se facilita la supervisión y el mantenimiento, y se controlan los costes.
En paralelo, el despliegue debe garantizar los niveles de seguridad y confidencialidad requeridos por el carácter muy sensible de los datos personales sanitarios. La puesta en marcha, el próximo mes de mayo en la UE, del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) supone un impulso vital en esta línea.