La carrera de la telefonía abre su última milla

Tras varias décadas de monopolio, la telefonía local en España abre su último tramo a nuevos competidores. Comienza la fase final. Preparados, listos… ya!

Publicado el 07 Feb 2001

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El pasado 22 de diciembre el Gobierno español daba un último e importante salto en la liberalización del mercado de las Telecomunicaciones la apertura del bucle local de abonado.

Tras importantes conquistas en pro de una mayor competencia como la implantación de preselección de operador y la portabilidad del número, la concesión de seis licencias LMDS (acceso inalámbrico al bucle local) y la expansión de las infraestructuras de los operadores de cable (actualmente, más de 25 de estos operadores ofrece servicios de voz), el ámbito de la telefonía fija vive ahora la liberalización de uno de los últimos reductos cerrados al libre mercado la apertura del bucle local.

El gran interés que ha despertado la liberalización está totalmente justificado si tenemos en cuenta que el mercado de la telefonía local aglutina dos tercios de las llamadas que se realizan en España (aproximadamente el 67 por ciento del tráfico total de la telefonía) y que cada centralita de Telefónica controla entre 20.000 y 80.000 líneas destinadas a este sector.

La medida gubernativa permite así que nuevos operadores puedan entrar en ese tramo y ofrecer directamente sus propios servicios y de forma inmediata a los abonados.

Nuevas ofertas y servicios, un mayor ancho de banda y un descenso de precios son sólo algunas de las ventajas que se consiguen con la apertura del bucle local, el último privilegio que existía en la telefonía en España.

Madritel es uno de los mejores ejemplos de ese grupo de compañías a las que muchos llaman los cableros, operadores que ofrecen servicios de voz, datos y multimedia a través de cable de fibra óptica y que cuentan con su propia red e infraestructura. La apertura de la última milla es para Madritel una medida positiva en cuanto que desarrolla la competencia en el mercado. Sin embargo, desde la compañía se apunta a la necesidad de no se olvide la calidad del servicio.

Por su parte, desde Telefónica, la gran perjudicada de esta batalla, se señala que la apertura del bucle local es el último paso hacia la completa liberalización y lo entendemos y asumimos como tal, siempre que se mantengan las calidades del servicio que venimos ofreciendo desde siempre a nuestros clientes.
Uno de los puntos más conflictivos sin duda ha sido establecer el precio que los nuevos operadores tendrán que pagar a Telefónica por el uso de su red.

Pocos días después de la aprobación del reglamento técnico que permitía la apertura, el Gobierno hacía público el precio de alquiler del bucle local 2.163 pesetas.

Esta cantidad, que es la que deberán abonar las operadoras en concepto de alquiler por cada bucle de abonado de Telefónica, descenderá a 2.100 pesetas en el año 2002 y a 2.050 en el 2003.

Igualmente, se establecía el coste del bucle local de acceso compartido en 1.080 pesetas para el año 2001, 793 para el 2002 y 581 para el 2003.

Estos precios, inferiores a las 2.207 pesetas de media que existe en aquellos países europeos que ya han fijado el coste de alquiler del bucle local, han sido recibidos por el mercado con disparidad de opiniones.

Por una parte, las empresas de cable sienten que el Gobierno no ha tenido en cuenta su opinión a la hora de establecer esta cantidad.

Frente a ellas, operadoras de telecomunicaciones como Retevisión y Uni2, se muestran satisfechas. Desde Retevisión, por ejemplo, se apunta que la tarifa está dentro de la media europea, lo que califica de positivo.

Entre unas y otras, Telefónica que ha visto como el precio fijado por el Gobierno es finalmente inferior al que la compañía había propuesto. La operadora opina que el precio fijado por la compañía, 2.642 pesetas, era ajustado, ya que el servicio es deficitario. La oferta finalmente aprobada se aleja sensiblemente de esta cantidad y eso puede afectar a la rentabilidad de las inversiones.

Opiniones para todos los gustos que además no olvidan que esta cantidad es sólo una parte a la que habrá que sumar el precio a pagar por aspectos como el alquiler mensual por línea, los costes adicionales de alta, de mantenimiento y de obras para dar acceso a las operadoras a las centralitas de Telefónica.
A la hora de acceder al bucle de abonado de la operadora dominante, las entrantes pueden optar por dos modalidades el llamado bucle desagregado (el habitual en Europa) que permite al nuevo operador dar todo tipo de servicios, desde transmisión de voz hasta Internet, o el bucle compartido, modelo que implica que Telefónica sigue ofreciendo el servicio de voz y el nuevo operador, el resto de servicios.

Básicamente, hoy en día tres son las opciones que se disputan la primacía por el acceso al bucle local las xDSL, las inalámbricas y el satélite.

Las primeras, las xDSL (Línea de Abonado Digital) agrupan a las conocidas HDSL (High-Speed Digital Suscriber Line), que proporciona un ancho de banda de hasta 2 Mbps hacia abajo; ADSL (Asymetric Digital Suscriber Line), que ofrece en torno a 5 Mbps hacia abajo, y VDSL (Very-High-Speed Digital Suscriber Line), que puede ofrecer un ancho de banda de hasta 25 Mbps.

El otro gran grupo de soluciones tecnológicas lo constituye el acceso inalámbrico vía radio. En este sentido cabe hablar de LMDS (que trabaja con las bandas de frecuencia 26 y 28 GHz y un ancho de banda de hasta 8 Mbps); DECT (Digital Enhance Corless Telephone) y Wireless IP, ambos modelos destinados a la utilización de banda estrecha.

Por último, el satélite que puede también utilizar varias tecnologías dependiendo del ancho de banda disponible.

A la pregunta de cuál de todas estas innovadoras opciones es la más adecuada a la hora de acceder al bucle local, encontramos opiniones de lo más variadas. Entre tantas voces, una de las que cuenta con mayor número de adeptos es la que defiende las tecnologías xDSL.

La apertura del bucle local representa además una gran oportunidad para las compañías como Lucent, proveedora de soluciones de comunicación. Esta iniciativa, para nosotros representa, por una parte, la oportunidad de participar en el despliegue de la tecnología digital de bucle de abonado. Por otro lado se espera, lógicamente, que los clientes consuman servicios de voz, de datos y una mezcla de ambos, lo que llevará a que aparezcan nuevas aplicaciones y servicios como que uno pueda estar navegando por Internet y simultáneamente, arrancar una llamada para hablar con un asistente comercial que te explique algo que no entiendes de la web; decidir mediante Internet que programas de televisión quieres ver esa noche…

El pasado día 23 de enero expiró el plazo que las operadoras tenían para solicitar a Telefónica lo que en la jerga del sector se conoce como coubicación, esto es, la habilitación por parte de Telefónica de un lugar en sus centralitas de conmutación local para permitir que las compañías que quieran iniciar la prestación de servicios en el bucle puedan instalar sus propios equipos. Reflejo del gran interés que este mercado despierta es que un total de dieciséis compañías ha presentado esta solicitud y ahora es el turno de las negociaciones entre Telefónica y cada una de ellas.

Aspectos como el espacio, las obras de instalación de dichos equipos o el acceso del personal de las operadoras entrantes a las centrales de conmutación de Telefónica, podrían desatar más de un conflicto.

Tres meses es el plazo que Telefónica tiene para llegar a un acuerdo con estas compañías; de no alcanzarse, sería la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) quien, una vez más, debería regular la situación.

La negociación es compleja y muchos los intereses en conflicto lo que hace pensar que, aún deberemos esperar varios meses para ver realmente materializada la libertad de la última milla.

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Redacción RedesTelecom

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