Tanto quebradero de cabeza y ajuste escalonado por parte del Gobierno para conseguir un sistema de tarifas telefónicas que contentase a todos o, por lo menos, al mayor número posible no ha servido de mucho. Ahora resulta que desde arriba, es decir, desde Bruselas, nos dicen que nones.
La Comisión Europea acaba de enviar una nota al Gobierno español comunicándole que rechaza el baremo de tarifas que se aplica en nuestro país y le insta a cambiarlo en el plazo de dos meses.
La UE asegura que las cuotas del abono mensual de Telefónica todavía no cubren sus costes subyacentes y pese a la subida escalonada pactada la pasada primavera entre el Ejecutivo y el operador dominante, esta diferencia entre cuota de abono y costes persistirá probablemente hasta comienzos de 2003.
En Bruselas han sido tajantes La situación es inaceptable en el contexto de la reciente liberalización del bucle local, han afirmado; y de no remediarse, el asunto podría ser llevado ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Esperemos que las autoridades encuentren una salida airosa y no sea necesario llegar a tales extremos. La solución pasa por una subida por parte de Telefónica de la cuota de abono, de manera que supere el precio que cobra actualmente a sus competidores por el uso de sus redes para dar telefonía fija. Recordemos que a día de hoy los operadores pagan por el alquiler de la línea 2.163 pesetas (13 euros) y Telefónica cobra 1.842 pesetas (11,47 euros) a sus abonados, circunstancias que impiden a los competidores de Telefónica lanzar unas ofertas medianamente atractivas.
La Comisión Europea también pone el dedo en la llaga cuando apela a lo abusivo que resulta el precio de las llamadas telefónicas frente al bajo coste del abono mensual de Telefónica. La operadora aplica este sistema para compensar el bajo coste de abono con un alto coste de la tarifa en la llamada, una situación que va en contra de las normas comunitarias porque dificulta la entrada de nuevos operadores en el mercado, especialmente en la red local, que puedan ofrecer precios interesantes.
Bruselas señala como única salida la rebaja del coste de las llamadas locales por parte del operador dominante, de manera que el efecto en el consumidor sea neutro.
Aquí los primeros en reaccionar han sido los usuarios, concretamente la Asociación de Internautas (AI) y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El presidente de la AI, Víctor Domingo, ya ha manifestado su rechazo a la decisión de la Comisión Europea y apela a pensar más en el beneficio del consumidor, de paso ha aprovechado para recordarle al Gobierno que puestos a actuar abra definitivamente el bucle local. Nos espera un inicio de curso bien calentito.
