Enero trajo consigo una grave epidemia y un dañino virus para las telecomunicaciones y, aunque por las fechas y la climatología, posibilidades no le faltaban, no fue el de la gripe.
Se llamaba SQLSlammer y tuvo durante un par de días a medio mundo paralizado. Dicen las malas lenguas que la culpa la tuvieron los japoneses, continente desde el que se habría contaminado al resto del mundo. Sea donde fuese su nacimiento, lo cierto es que en las apenas 72 horas que vivió, el Slammer consiguió mantener en vilo las comunicaciones corporativas de medio planeta.
Este virus, de los llamados de tipo gusano, es capaz de reenviarse a sí mismo una y mil veces más, hasta provocar la ralentización de Internet y su verdadero colapso, un poco después.
Y así sucedió. Según Internet Matriz NetSystems, durante las primeras horas de vida del virus se perdió el 20 por ciento del tráfico de Internet y uno de cada cinco mensajes de correo electrónico no llegó a su destino.
Las consecuencias económicas de todo esto son escandalosas según los expertos, la incursión del gusano ha provocado unos daños cercanos a los 3.000 millones de euros.
Los estragos causados por el gusano Slammer tomaron el cariz de dramáticos especialmente en Corea del Sur, donde se llegó a afirmar la paralización total de las comunicaciones por Internet de todo el país; y en EEUU, donde el virus afectó a unos 250.000 servidores (McAfee).
En España, el contagio nos llegó aunque bastante más suavizado. De hecho, pese a que la navegación por Internet se ralentizó considerablemente, la mayoría de las consultas que recibimos respecto al ataque, se solucionaron en un breve espacio de tiempo, se asegura desde la compañía Panda Software.
Y es que uno no acaba de imaginarse la enorme maldad que puede llegar a tener un simple gusano. Esperemos que la próxima epidemia nos pille vacunados.
