Lento pero sin pausa. Así es el cable en comparación con el resto de tecnologías que marcan el ecosistema actual de las TIC. Con una esperanza de vida de más de ocho años, no es de extrañar que los desarrollos y estándares que dan forma al cableado estructurado se tomen su tiempo en ver la luz para asegurar implantaciones estables a largo plazo.
A día de hoy, los grandes debates en torno al cableado estructurado son muy parecidos a los de hace años, con algunas salvedades. Uno de ellos es el que hace referencia al uso de la fibra y al uso del cobre. Jesús Sancha, jefe del área de producto de Cableado Estructurado de Siemens, comenta en este sentido que “ya hace 20 años se decía que la fibra sustituiría al cobre y que éste desparecería. Sin embargo, no ha pasado así”. Otra cordial “disputa” es la que mantienen, dentro de los cables de par trenzado de cobre, los partidarios de sistemas apantallados o blindados (con cobertura metálica alrededor de cada par y/o cobertura alrededor de todos los pares) y los sistemas sin apantallar, llamados UTP. Este es, según Sancha, uno de los debates “históricos”.
En tercer lugar, se sitúa la diatriba de la elección de estándares: si hace ocho años comenzaban a dar sus primeros pasos el cableado de categoría 6, y ya se polemizaba acerca de la categoría 7, ahora la industria apuesta como tendencia de futuro por las categorías 6 A (Augmented o aumentada) y 7A (Augmented), aunque los competidores del cable siguen si ponerse de acuerdo en cual es recomendable adquirir.
Por último, la aparición de los sistemas inalámbricos ha generado expectativas en torno a la eliminación del cable en los entornos de trabajo. Pero, ¿es esto realmente posible? En principio, parece que no, por lo que habrá que examinar todas estas cuestiones con más detalle.
Es un hecho. De aquí a unos años no habrá señales que lleven a pensar que fibra, cobre y tecnologías inalámbricas como Wi-Fi no coexistan en las redes de las compañías complementándose entre sí. Según Marta Martínez-Orozco, Regional Sales Manager Iberia de Siemon, “la infraestructura de red de la mayoría de las empresas es, actualmente, un sistema híbrido, compuesto de cableado de cobre y fibra óptica, con complemento de wireless en algunos emplazamientos”. Cada tecnología ocupará su lugar en función de sus características y funcionalidades. De este modo, Vicente Arroyo, Area Sales Director Spain-Portugal de Ciena, opina que “a medio plazo las tecnologías basadas en cobre van a seguir teniendo preponderancia en entornos de edificio, las de fibra en planta exterior y en acceso, y la wireless va a complementar ambos terrenos donde los aplicativos no demanden tanto ancho de banda”.
La tecnología Wi-Fi es, de hecho, muy útil, “para aplicaciones móviles o movibles, incluso en el seno de la empresa”, declara Miguel Ángel Matesanz, director comercial de la compañía C3. Es un complemento para ciertos entornos como puede ser el industrial; en aquellos lugares en que hay máquinas móviles para hacer inventarios y mover equipos basados en su localización-; en edificios singulares e históricos cuando no es posible implantar una infraestructura fija, para dar cobertura a clientes circunstanciales sin hacer obra; en aeropuertos; en salas de reuniones cuando no hay suficientes puestos…. La tecnología Wi-Fi se revela, por tanto, como una gran “cómplice” de las soluciones de cableado estructurado y no como su competidora. Las grandes ventajas de las soluciones inalámbricas radican, según Matesanz, de C3, en la “inmediatez de instalación y en su flexibilidad”. Ambos atributos explican que vayan “haciéndose un hueco en este mercado, cada vez más maduro, cubriendo aquellos lugares cuya instalación es complicada, como naves industriales, o aquellos que necesitan gran movilidad, como hoteles”, explica Boni Luengo, director general de Cmatic, que señalan por otro lado los aspectos negativos que colman el otro platillo de la balanza “la wireless no es incapaz de despejar las dudas de ancho de banda, capacidad y seguridad, quedándose para soluciones de LAN pequeñas y donde no prime la seguridad”. El cable, ya sea fibra o cobre, ya es capaz de conducir velocidades de 10 GB dedicado por usuario, por lo que la velocidad de la que es capaz Wi-Fi un ancho de banda que además es compartido entre varios usuarios-, es irrisoria a su lado. Además, es un elemento radiado que debe ir encriptado para garantizar su seguridad.
En un futuro previsible, la fibra y el cobre coexistirán en las redes, trabajando en el punto en el que ofrezcan el rendimiento y el precio que suponga una ventaja. Esta es la opinión de Marshall Bartoszek, vicepresidente de EMEA de Force10 Networks, que afirma que “el cobre se seguirá aplicando para la conexión entre el armario rack y los servidores porque tiene un coste más efectivo que la fibra. Donde la distancia sea muy grande o haya unas necesidades de seguridad, se elegirá la fibra.”
En resumen, las ventajas de la fibra expuestas por el director comercial de C3-, son “su inmunidad a interferencias, su mayor resistencia a inclemencias y agresiones (seguridad), mayor ancho de banda y la posibilidad de nuevas aplicaciones en el futuro”, frente a las ventajas del cobre que de forma abreviada consisten en “una mayor economía de aplicación (equipos activos más económicos) y de instalación (hasta determinadas tasas de velocidad)”.
El elevado coste de la fibra se manifiesta en su grado de implantación. Según datos proporcionados por la empresa Siemon, el mercado estructurado en España se estima en unos 50 millones de euros para 2007, siendo menos de un 20 por ciento en fibra óptica (que representa un siete por ciento en longitud instalada) y el resto en cobre. Por lo que se refiere al mercado europeo, se calcula que es aproximadamente un 35 por ciento del global, que se estima en unos 2.500 millones de euros. Por último, a nivel mundial, un 84 por ciento aproximadamente sería cobre y el resto fibra. Además del precio, Bartoszek señala que “la mayoría de los países de la UE tienen un modelo muy similar donde el acceso de cobre es el más extendido ya que las telcos/PTT han dado acceso de cobre tanto a empresas como al mercado residencial, a la par que el servicio social básico de telefonía. En cambio, donde los bucles locales se han abierto ha aumentado la competencia y el porcentaje de usuarios con fibra se ha incrementado. En Seúl, por ejemplo, puedes recibir una conexión de un GbE en casa por unos 25 euros al mes”.
En cuanto a la tendencia de futuro, Luengo, de Cmatic indica que “la tecnología avanza a pasos agigantados, por lo que resulta bastante difícil aconsejar a los clientes qué sistema de cableado tiene que adoptar a la hora de implementar una solución. Hasta ahora el cobre tiene una cuota de aproximadamente el 80 por ciento, frente a la fibra, en lo que a LANs se refiere”.
Aunque hablaremos más en profundidad sobre los estándares del cobre más adelante, hay que indicar que en junio de 2006 se aprobó un nuevo estándar que ampliaba las prestaciones del cobre a 10 GbE a 100 metros con una solución E aumentada, que “apunta a que el cobre se va a llevar otra vez más la palma de esta nueva tecnología”, considera el director general de Cmatic.
Jesús Sancha, de Siemens, aún estando de acuerdo en que, por el momento, el cable sigue siendo “el rey” de las implantaciones, abre la puerta a que en un futuro se dé un vuelco en el mundo del cable. “El cable de cobre siempre ha estado al límite de su prestación, lógicamente más el UTP que el apantallado. Yo no sé hasta donde llegarán, ya hay una solución 10 GbE y todavía queda una solución por encima que es la clase F aumentada, que puede alcanzar más ancho de banda y podría utilizar un nuevo estandar de Gigabit. Sin embargo, veremos si compensa, porque poco a poco se abaratan más los interfaces de fibra y, al hacerlo, la diferencia entre las soluciones de cobre y fibra al puesto de trabajo se reducen. Si además -como ha ocurrido en los últimos años- el precio del cobre se multiplica varias veces y tiene una inestabilidad muy elevada, se acabarán igualando y entonces nos preguntaremos si es más rentable seguir con el cobre porque la electrónica de la fibra será más sencilla”.
Los países que tienen procedencia anglosajona siempre han usado un sistema no apantallado (UTP) mientras que los países de influencia alemana prefieren utilizar el cableado con pantalla. España es un mercado básicamente de UTP, el cual “supone el 90,9 por ciento de todas las instalaciones en el mercado. Mientras, sólo el 8,8 por ciento es FTP y el 0,3 es STP”, según afirma Luengo. Siemon rebaja la cifra a un 85 por ciento y aún así resulta elevada. Sancha explica que “aparentemente la única razón de esta decisión es que unos indicaban que los UTP permiten mantener el elemento/ambiente galvánico independientemente de si las redes eléctricas son buenas o malas y lo utilizaban como una ventaja competitiva”. En este momento, con la tecnología actual que está permitiendo velocidades de 10 Gigabit Ethernet hasta 100 metros de distancia sobre cables de pares trenzados, prácticamente los cableados sin pantalla “están empezando a perder su influencia porque se ha descubierto en las pruebas de laboratorio que los cables se afectan entre sí no solo los hilos dentro del cable- y esto puede producir interrupciones en las comunicaciones o ralentización debido a los ruidos (diafonía o ANEXT, influencia de unos cables sobre otros)”
Para evitarlo, los fabricantes UTP defienden soluciones que consisten en instalar los cables desordenadamentes, sin juntarlos en fajos. Los cables con pantalla no tienen este problema pues “es seguro que no se van a afectar entre ellos. Por tanto no hay ninguna razón clara para instalar cableado para alta velocidad sin apantallar. Estos nuevos cableados corresponderían al estándar de la clase EA (aumentada)” explica Jesús Sancha. Por su parte, Marta Martínez-Orozco, de Siemon, defiende la categoría 7 y 7 A y declara que “hay una tendencia creciente a instalar sistemas F/UTP (apantallados), o incluso sistemas S/FTP (blindados) como es el caso de la Cat 7/7 A, con el objeto de minimizar la influencia del parámetro ANEXT y, a la vez, poder explotar al máximo la capacidad de las bandejas de cable”.
“Es curioso comenta Sancha- pero algo tan sencillo como es el cableado estructurado está sometido a una carga normativa muy elevada”. De hecho, hay tres grandes normativas “muy similares entre sí”, puntualiza el jefe de producto. La normativa 568b del organismo americano EIA/TIA, la ISO 11801 de carácter internacional, en la que actualmente está en vigor la revisión de 2002 y que de aprobarse una nueva este año-, llevará la denominación 11801/2007.
Por último, existe “una integración de esta norma como norma europea que se denomina EN 50173”, explica Jesús Sancha.
La categoría, definida por las normas de Estados Unidos, determina “el rendimiento eléctrico de los componentes, mientras que la clase, marcada por ISO y EN 50173, nos indican el rendimiento de trasmisión del enlace” describe Matesanz, de C3, que además señala la correspondencia entre ellas (tabla al final de la página).
Atendiendo a dichas normativas -y en lo que respecta a la situación actual del cableado de cobre-, de acuerdo con el IEEE, el 70 por ciento de las nuevas instalaciones en 2004 fueron CAT 6. Sin embargo Cat 5 y Cat 5E siguen teniendo una significativa tasa de instalación y trabajan muy eficientemente con velocidades Gigabit. “En el 2005 señala el director general de Cmatic- la Cat 6 representaba ya el 40 por ciento de las instalaciones, llegando a ponerse este año pasado como líder con diferencia como sistema elegido por los usuarios”. La razón más importante para migrar de Cat 5 o 5E a Cat 6 o 6 A es 10 Gigabit Ethernet. Mientras que Cat 5E puede en algunos casos trabajar en 10 Gigabit Ethernet no hay soporte especificado “es su estándar. La capacidad de transmitir 10 GbE en cable de Cat 5E depende mucho de el entorno y de las condiciones de funcionamiento”, explica Marshall Bartoszek, de Force10.
Tal y como explica la Regional Sales Manager Iberia de Siemon, “la categoría 5E nació en 1999 como un estándar de la EIA TIA 568 A-5-1999, y según estándares, se considerará obsoleta en uno o dos años. Lo que significa que, para soportar 10 GbE hay que ir a un cableado de nueva generación”.
Aquí entrarían los estándares 6, 6 A, 7 y 7 A. “Los administradores de IT que quieren instalar 10 Gigabit Ethernet necesitan ver Cat 6a o la fibra como un punto de partida para sus nuevas infraestructuras de red. La Cat 6 soporta 10G Base-T hasta 37 metros sin necesitad de tests de comprobación”.
“Adicionalmente de 37 a 55 metros, El cable de Cat 6 no blindado puede soportar 10G Base-T dependiendo en el entorno de cruce de comunicaciones. Con Cat 6 blindado, el cruce de comunicaciones se elimina, permitiendo la 10G Base-T llegar hasta los 100 metros. Para empresas que estén considerando 10 GbE sobre Cat 5E, no hay soporte oficial para 10G Base-T. Sin embargo, algunos fabricantes de microprocesadores aseguran que sus procesadores 10GbE pueden trabajar hasta a 45 metros en Cat 5E. Con Cat 6 sin blindaje, esto depende del entorno de cruce de comunicaciones y requiere de pruebas para comprobar que el rendimiento deseado a esa distancia se puede alcanzar”, resume Bartoszek.
No obstante, para mayor seguridad, Marta Martínez-Orozco destaca que “aunque ya están comercialmente disponibles los primeros switches 10 GbE de cobre, se considera que esta tecnología se popularizará en un par de años, por lo que los sistemas de cableado en cobre capaces de soportar esta velocidad en un canal de 100 m (Cat 6 A, 7 y 7A) son la alternativa más segura, si lo que se quiere es instalar una infraestructura que deba tener una duración superior a cinco años y que puede llegar a ser de incluso 15 años en función de la solución elegida”.
Otra novedad en este complejo entramado de estándares es que, según afirma el vicepresidente de EMEA de Force10, en octubre de 2006 la TIA ratificó el cable de Cat 6A como un estándar, desarrollado en conjunción con el IEEE y el estándar 10G Base-T: “El desarrollo de un estándar de cableado en conjunción con el estándar de transmisión es una novedad del mercado. Como resultado, la TIA fue capaz de definir completamente el estándar acorde con las necesidades de 10G Base-T. Esta relación tan estrecha entre la TIA y el IEEE, asegura que el estándar Cat 6A funcione eficientemente en las distancias especificadas sobre cobre y lo convierte en la opción preferida para el cableado de red 10 Gigabit”. De esta misma opinión es Javier Ascunce, director del departamento Técnico de Grupo NCL, quien señala que “en el mercado residencial no existe alternativa, las exigencias tecnológicas procedentes de alinear sus TIC con los procesos de negocio le llevarán a encumbrar Cat 6 A como la mejor opción. Por su parte, Cat 5E aún coleará en el entry-level, esto es, fundamentalmente, en el segmento SOHO (Small Office/Home Office), así como la residencial”.
Martínez-Orozco, por el contrario, sí se muestra partidaria de las soluciones de Cat 7 (aprobada desde 2002 por la normativa americana TIA/EIA-568B2. Apéndice 10) y 7 A que en longevidad “es la mejor (en desarrollo aún, pero con el conector ya aprobado), ya que se le estima una vida útil superior a 15 años”. Se trata de sistemas blindados que evitan la diafonía entre cables y aportan mayor seguridad. Desde Siemon se indica que “hay un sistema de Cat 7 A a 1200 MHz (de la propia compañía) que ha logrado pasar la normativa Tempest del ejército de USA”.
Para situarlo en el mercado, el vicepresidente de EMEA de Force10 describe que “en Alemania, Cat 7 es muy popular debido a una regulación de la EMI Alemana. Cat 7 se desarrollo específicamente para ofrecer blindaje y protección mejorados contra fuentes de interferencia que podrían corromper o degradar las señales provenientes de cables próximos o adyacentes. Este estándar esta muy extendido en instalaciones gubernamentales”.
Ascunce, de Grupo NCL, que apuesta por la categoría 6 A, apunta que “ya existen algunas implantaciones de cableado Cat7 pero los expertos más optimistas vaticinan que este año únicamente representará el 0,4 del mercado. A pesar de que Cat7 arroja mejores ratios de frecuencia de transmisión está diseñado para frecuencias de transmisión superiores a 600 MHz como un sistema end-to-end capaz de soportar instalaciones 10G, no son pocos los problemas a superar, lo que dificulta que cuaje en el mercado. Las eléctricas se erigen como su máximo valedor, puesto que precisan una infraestructura que soporte elevadísimos niveles de interferencias”. Estos problemas serían, precisamente, los derivados de tratarse de una solución apantallada por par, “por lo que la instalación no es precisamente un juego de niños”.
Según esta compañía, hoy por hoy, las instalaciones de Categoría 6 representan un 65 por ciento del total, estando el porcentaje restante repartido entre Cat5 (34,6 por ciento) y un testimonial 0,4 por ciento de Cat7. Martínez-Orozco, de Siemon, eleva la cifra de nuevas instalaciones de Cat 6 en España a un 80 por ciento e indica que un 10 por ciento correspondería a categorías superiores, capaces de soportar un mínimo de 10 GbE (Cat 6 A, 7 y7 A).
A tenor de estas novedades parece, por tanto, que nos encontramos ante un nuevo punto de inflexión en la implantación del cable, que marcará las comunicaciones durante los próximos diez años.